Es la incapacidad de digerir la lactosa, que es el azúcar principal contenido en los productos lácteos.
El caso de Erin
Desde su primer cumpleaños, lo que más le gustaba comer a Erin era helado. En su decimotercer aniversario, la jovencita se zampó un helado de vainilla recubierto de chocolate líquido, nueces y malvaviscos, pero al rato empezó a sentirse muy mal. Le dieron unos retortijones en el vientre, tuvo diarrea y, lo más embarazoso, flatulencia.
Una de sus amigas, cuya madre había tenido la misma reacción que Erin a los productos lácteos, le explicó que probablemente había adquirido intolerancia a la lactosa, es decir, que no podía digerir el azúcar natural que contienen los helados.
¿En qué consiste la intolerancia a la lactosa?
Es la imposibilidad del intestino delgado de degradar el azúcar denominado lactosa, por la dismunición o por falta de la enzima lactasa. La lactosa es un azúcar compuesto que se encuentra en los productos lácteos. Normalmente, al llegar al intestino delgado, se descompone en dos azúcares simples, la glucosa y la galactosa, por la acción de una enzima llamada lactasa.
Los azúcares simples son absorbidos fácilmente por el torrente sanguíneo a través de la pared del intestino delgado, pero los compuestos más voluminosos, como la lactosa, no pueden lograrlo de esta forma. En la persona intolerante a la lactosa, el intestino no produce suficiente cantidad de la enzima lactasa y la poca que produce no es muy útil.
La lactosa, al no poder descomponerse en los citados azúcares, se disuelve en el líquido intestinal pero no puede atravesar la pared del intestino delgado para llegar al torrente sanguíneo. El exceso de líquido retenido en el intestino provoca diarrea.
Por otra parte, ciertas bacterias (microorganismos) en el tubo digestivo convierten la lactosa en ácido láctico mediante un proceso de fermentación que produce heces ácidas y quemantes, a la vez que ocasiona flatulencia, hinchazón del abdomen y dolores. La intolerancia a la lactosa no plantea peligros, pero sí es muy molesta.
¿Quien adquiere intolerancia a la lactosa?
Los médicos calculan que de 30 a 40 millones de estadounidenses sufren de intolerancia a la lactosa. Hasta el 75 por ciento de la población de ascendencia africana, mexicana e indígena norteaamericana adquiere esa intolerancia, así como el 90 por ciento de los de origen asiático. A los demás grupos étnicos no los afecta tanto este problema.
Muchos individuos adquieren intolerancia a la lactosa conforme maduran, por cuanto la capacidad de producir la enzima lactasa disminuye con la edad. Las enfermedades del tubo digestivo y las lesiones del intestino delgado también pueden acarrear intolerancia a la lactosa. A veces la intolerancia es congénita, es decir, de nacimiento, y se debe a la incapacidad para producir la enzima lactasa.
Diagnóstico
Para diagnosticarla, los médicos utilizan tres pruebas, en las que el paciente debe haber comido algo que contenga lactosa, a saber:
– la prueba llamada de intolerancia a la lactosa, que sirve para determinar la concentración de glucosa en la sangre, la cual demostrará si la lactosa ha sido o no descompuesta y absorbida debidamente en la sangre;
– la prueba del hidrógeno en el aliento, que mide la concentración de hidrógeno en el aire espirado. A su vez, esa concentración es indicio de que las bacterias están haciendo fermentar a la lactosa;
– la prueba de acidez de las heces, que es otro indicio de fermentación. Se suele usar en lactantes y niños de corta edad.
Convivencia con la intolerancia a la lactosa
Los síntomas de esta afección varían de una persona a otra y dependen de la cantidad de lactosa ingerida. Por ensayo y error, la persona intolerante a la lactosa sabe lo que no debe comer y qué cantidad puede comer sin enfermarse. Evitando los productos lácteos se deberían eliminar los síntomas, pero los que siguen esta dieta necesitan obtener calcio y vitamina D de otras fuentes. Hoy en día existen en el comercio preparados que no necesitan receta y que pueden tomarse junto a los productos lácteos para ayudar al cuerpo a descomponer la lactosa.
Con medidas sencillas como las siguientes, se puede controlar la intolerancia:
– Beber leche en pequeñas cantidades: una taza o menos por ración.
– Comer quesos que contienen poca lactosa, como el Cheddar.
– Beber leche sólo durante las comidas o con otros alimentos.
– Comer yogures de cultivo activo, los cuales contienen menos lactosa que otros productos lácteos.
– Usar leche de bajo o ningún contenido de lactosa.
– Tomar comprimidos (tabletas) de lactasa antes de consumir productos lácteos, o bien agregar unas gotas de esta enzima a la leche normal.