Este cáncer se produce cuando las células de uno o los dos testículos, o glándulas sexuales masculinas contenidas en el escroto, debajo del pene, se dividen sin orden ni control para formar un tumor. Con el tiempo, las células cancerosas se pueden propagar a otras partes del cuerpo.
El caso del patinador
En febrero de 1997, durante una gira con su espectáculo de patinaje profesional sobre hielo, Scott Hamilton, ex campeón olímpico de este deporte artístico, experimentó un dolor agudo, fulgurante en el abdomen y en la región lumbar (parte baja de la espalda). Creyendo haber sufrido
una distensión muscular, siguió actuando en la gira. Sin embargo, varias semanas después, el dolor se hizo insoportable y Scott hubo de ingresar en un hospital con fines de reposo. Los médicos hallaron en su abdomen un tumor del tamaño de una toronja.
No tardaron en descubrir que el tumor se había originado en uno de sus testículos. En esa coyuntura, el célebre patinador abandonó la gira y volvió a casa, para someterse a tratamiento oncológico (de cáncer).
En los tres o cuatro meses siguientes, Scott recibió quimioterapia con la esperanza de que se achicara el tumor. Por suerte, el tratamiento resultó eficaz y, pasado algún tiempo, el tumor se redujo considerablemente de tamaño, lo que facilitó su extirpación quirúrgica.
No obstante la serie de tratamientos quimioterápicos resultó muy ardua y lo dejó extenuado. Tardó bastante tiempo en recobrar la resistencia física y la flexibilidad que exige el patinaje artístico.
Con el mismo tesón que lo había propulsado a la conquista de la medalla de oro olímpica en 1984, Scott se entrenó intensamente y antes de finalizar el año estaba otra vez deslizándose por el hielo.
¿Qué es el cáncer de testículos?
Los testículos, conocidos también por testes o gónadas masculinas, son las glándulas sexuales del varón situadas en una bolsa de piel denominada escroto, que hay debajo del pene.
Los testículos son los principales productores orgánicos de hormonas masculinas, reguladoras del desarrollo de los órganos de la reproducción y de los caracteres sexuales del varón, tales como el pelo y vello de la cara y del cuerpo, así como del registro bajo de la voz, y la musculatura de los brazos.
Además, producen y almacenan espermatozoides, unas células microscópicas, con aspecto de renacuajo, que tienen por misión fecundar el óvulo femenino.
El cáncer de testículos suele comenzar cuando las citadas células se dividen sin orden ni control, y forman un tumor. De ese tumor pueden desprenderse algunas de sus células, e invadir la sangre y la linfa (líquido casi incoloro producido por los tejidos en todo el cuerpo).
El líquido circula a través de ganglios linfáticos, órganos en forma de frijol que filtran la linfa, combaten las infecciones e incluso generan ciertas clases de células sanguíneas.
Cuando las células del cáncer de testículos se propagan, suele encontrárselas en los ganglios linfáticos vecinos, en el hígado y en los pulmones.

La importancia de la detección precoz
Como sucede con otras clases de cáncer, el de los testículos es más fácil de tratar si se descubre en fase temprana. Por ese motivo los médicos animan a todo varón, adolescente o adulto, a que se haga un au-toexamen mensual de los testículos.
Esta exploración consiste en palpar cada testículo, recorriéndolo entre el pulgar y los otros dedos de la mano. Los testículos son órganos ovales, de superficie lisa y de consistencia más bien firme, y los varones que se autoexaminan con regularidad se familiarizan con la sensación de aquéllos al tacto. En caso de descubrir algún cambio, deben informar al médico.
La mayoría de los hombres tarda cierto tiempo en acostumbrarse al examen, pero ésta es la mejor manera de descubrir cualquier bulto en etapa temprana. Estos bultos son el primer indicio de cáncer de testículos.
Otros posibles síntomas son:
– agrandamiento del testículo
– sensación de pesadez en el escroto
– dolor sordo y persistente en la parte inferior del abdomen o en la ingle
– súbita acumulación de líquido en el escroto
– dolor o malestar en el testículo o en el escroto.
Es muy importante que los varones tengan conciencia de estos síntomas, puesto que los médicos no pueden pronosticar quién va a tener cáncer de testículos y quién no. No han podido siquiera determinar la causa de este cáncer.
Lo que sí saben es que los niños que nacen con criptorqui-dia (testículos retenidos en la parte baja del abdomen, que no han descendido a la bolsa escrotal) corren mayor riesgo de padecer cáncer de testículos en una época posterior de su vida. No obstante, el cáncer suele presentarse sin motivo evidente.
Diagnóstico
El médico primero examina el escroto y los testículos detenidamente y luego solicita análisis de sangre y de orina. Estos análisis le permiten determinar si los síntomas se deben a una infección o algún otro trastorno. Además, si encuentra concentraciones elevadas de ciertas sustancias es posible que indiquen la presencia de cáncer.
A estas sustancias se las llama marcadores tumorales, porque a menudo se encuentran concentraciones anormales de ellas en pacientes con determinadas formas de cáncer. El médico tal vez encargue también exploraciones con técnicas como la tomografía computada (TC) y la ecografía.
Practicados todos estos análisis el médico puede estar razonablemente seguro del diagnóstico. No obstante, la única manera de cerciorarse de la presencia del cáncer es examinar una muestra de tejido (biopsia) al microscopio. De confirmarse el cáncer se recurre a la cirugía para extirpar el testículo afectado.
Una vez conocida la presencia del cáncer, los médicos tienen que determinar si se ha propagado o no a otras partes del cuerpo y formado metástasis. Es posible que se necesiten otras investigaciones en busca de células cancerosas en otros lugares.
Dado que el cáncer suele propagarse a través de los ganglios linfáticos del abdomen, tal vez sea preciso extirparlos y examinarlos en busca de células malignas.
Tratamiento
La extirpación del testículo, necesaria para diagnosticar el cáncer, es también el primer paso para su tratamiento. Además es posible que los tumores que se han propagado a otras partes del cuerpo se deban extirpar parcial o totalmente mediante intervención quirúrgica.
En la mayoría de los casos esta intervención va seguida de radioterapia, que concentra la radiación de alta energía en lo que queda del tumor, a fin de destruir las células cancerosas y detener su proliferación.
En algunos casos, la radioterapia puede igualmente preceder o seguir a la operación quirúrgica. Y también puede recurrirse a la quimioterapia, en la que se administran fármacos contra el cáncer por la boca o por inyección intravenosa.
Adaptación tras el cáncer de testículos
Por fortuna, esta enfermedad responde bien al tratamiento, incluso cuando se ha difundido de los testículos a otras partes del cuerpo. Los varones que hayan padecido cáncer de testículos necesitarán ir a ver a al médico con regularidad para observación o seguimiento, a fin de asegurarse de que el cáncer no reaparezca.
El varón con un solo testículo puede seguir teniendo relaciones sexuales y procrear hijos La radioterapia y la quimioterapia suelen producir una baja temporal en la producción de espermatozoides, pero por lo general vuelven a la normalidad en cuestión de meses.
Los pacientes preocupados por su aspecto físico pueden optar por recibir un testículo artificial, denominado prótesis de testículos, que se coloca quirúrgicamente en el escroto. Tiene todo el aspecto y a consistencia al tacto de un testículo normal.
Fuentes
American Cancer Society, 2200 Century Pky., Ste. 950,
Atlanta, GA, 30345 Telephone (404)816-4994 Toll-Free (800)ACS-2345 URL http://www.cancer.org
American Cancer Society Cancer Resource Center,
PO Box 102454, Atlanta, GA 30368-2454 Telephone (512)919-1886 Toll-free (800)227-2345 http://www.cancer.org/
OncoLink, c/o University of Pennsylvania Cancer Center,
3400 Spruce St., 2-Donner, Philadelphia, PA 19104-4283 Facsimile (215)349-5445
U.S. National Cancer Institute, Cancer Information Service, P.O. Box
24128, Baltimore, MD 21227
Toll-free (800)422-6237 (English and Spanish)
TTY (800)332-8615 http://cis.nci.nih.gov/