Es la destrucción de un diente provocada por la acción de bacterias que hay en la boca.
No reprimas la sonrisa
Aurora siempre le ha dicho a su amigo Miguel que le encanta su sonrisa y Miguel espera conservarla durante mucho tiempo. Sin embargo, y aunque él aún no se haya dado cuenta, se le está formando una pequeña caries en uno de los dientes frontales. De vez en cuando siente una leve punzada de dolor al comer helado y dulces, sus comidas favoritas, pero no le presta especial atención. De hecho, de no haber ido al dentista para hacerse una revisión de rutina, Miguel nunca se habría enterado de que tenía caries. Afortunadamente, el dentista fue capaz eliminar con un taladro el tejido dental y a deteriorado y rellenar la cavidad antes de que empeorase. Miguel prometió cepillarse mejor en el futuro, usar el hilo dental y controlar su afición a los dulces.
¿Qué es la caries?
La caries (o cavidad) dental corresponde a la zona un diente deteriorada por la acción de bacterias. Es una de las enfermedades humanas más comunes. Casi la mitad de los niños estadounidenses han tenido una caries antes cumplir 4 años. Pero no sólo los niños tienen caries: también
los adolescentes y los adultos son propensos a desarrollarlas. Por suerte, la mayoría de las caries pueden prevenirse con un buen cuidado dental, manteniendo una dieta sana, y con revisiones periódicas.
¿Cuál es la causa de la caries?
En la boca humana residen multitud de bacterias. La bacteria que produce la caries recibe el nombre de Streptococcus mutans, aunque hay otros tipos de bacteria que también influyen. Estas bacterias transforman los azúcares y las féculas de la comida en ácidos. La bacteria y el ácido, en combinación con la saliva y las partículas de comida, forman una masa pegajosa llamada placa dental. La placa es la sustancia áspera que sentimos al pasar la lengua por los dientes horas después de habernos cepillado.
El ácido de la placa horada el esmalte dental, que es la sustancia dura que cubre y protege las superficies externas del diente. En esta fase, la caries apenas se nota; si acaso, se puede sentir una leve punzada cuando se consumen alimentos dulces, muy fríos o muy calientes. Sin embargo, las bacterias que entran en el esmalte por el agujerito creado por la placa, consiguen penetrar hasta las partes más delicadas del diente hasta la pulpa dental, el tejido blando situado en la parte interior central del diente y que contiene nervios y vasos sanguíneos. Cuando esto sucede, los vasos sanguíneos se inflaman y hacen presión sobre los nervios, lo que produce un dolor intenso. Si no se trata, la infección bacteriana de la pulpa puede destruir los vasos sanguíneos y los nervios del diente.
La placa se adhiere mejor a los huecos y estrías de los dientes posteriores, justo encima de la encía, así como entre los dientes y en torno a los bordes de los empastes. De ahí que las caries aparezcan por lo general en estas zonas.
¿A quién afecta la caries dental?
Cualquiera puede tener caries, pero es más común en niños, adolescentes y ancianos. Las personas que comen muchos dulces también presentan un alto riesgo de caries, ya que cuanto más azúcar consumen, mayor cantidad de ácido producen. Las personas con muchos empastes también corren un riesgo mayor, porque la zona alrededor de los empastes es uno de los lugares ideales para que comience el deterioro dental.
Tratamiento
Al principio, la caries dental no suele doler. La mayor parte de las veces se detecta en revisiones rutinarias. Las radiografías detectan caries difíciles de percibir a simple vista. El tratamiento oportuno evita los dolores posteriores y la pérdida de dientes.
Detectada la caries, el proceso de deterioro se detiene eliminando la parte cariada del diente con un microtaladro específico. Si ese proceso se encuentra en estado muy avanzado o el diente es muy sensible, antes de comenzar la operación el dentista puede inyectar un anestésico al paciente o hacerle inhalar un gas anestesiante. El material de la caries se
reemplaza con un empaste que puede estar hecho de diferentes materiales. El más común es una amalgama de plata—combinación de plata y otros metales que suele utilizarse para los dientes posteriores—. Los empastes para la parte frontal, sin embargo, están compuestos de otros materiales del mismo color que el diente enfermo.
En ocasiones, el diente está tan cariado que si se vaciara del todo quedaría demasiado débil y frágil. En ese caso el dentista puede proteger el diente con una corona, a manera de sustituto artificial de la parte del diente que sobresale de la encía. La corona se fabrica en un laboratorio y luego se adhiere con cemento dental al resto del diente.
Si el diente está muy dañado o infectado, puede recurrirse a la obturación de los conductos radiculares, procedimiento mediante el cual se extrae la pulpa de las raíces del diente, que lo anclan a a las encías. A continuación se limpia el hueco y se rellena (obtura) con un material especial. El diente mantiene su posición, pero su estructura ya no es tan fuerte como antes, y puede que se necesite una corona para reforzarlo.
Medidas preventivas
Hay varias medidas que pueden tomarse para detener el proceso de las caries. La primera es cepillarse los dientes dos veces al día y pasarse el hilo dental todos los días. Debe elegirse un cepillo que resulte cómodo y que llegue a todos los dientes, incluidos los que están más al fondo. Cuando las cerdas del cepillo parezcan gastadas, es hora de reemplazarlo. La pasta dental que se utilice debe contener flúor, mineral que ayuda a proteger los dientes. Los dientes deben limpiarse con un movimiento suave de vaivén, hacia arriba y abajo. No hay que olvidarse de cepillar la parte interior de los dientes, los dientes posteriores y la lengua. Con el hilo dental se extrae la placa que queda entre los dientes y debajo de la encía. Por último, habrá que limitar el consumo de dulces y abstenerse de picotear entre comidas. El ácido dañino se forma en la boca cada vez que una persona consume algo dulce o con fécula y afecta a los dientes durante al menos 20 minutos. Cuanto más consumimos este tipo de alimentos, más estamos alimentando a las bacterias que producen las caries. Aun así, ciertos dulces son más perjudiciales que otros: las gomas masticables dulces y los dulces pegajosos, por ejemplo, se pegan a los dientes, se quedan en la boca y causan daños más duraderos.
Hay que ir al dentista con regularidad para hacerse revisiones y limpiezas. En ocasiones, el odontólogo aplica flúor extra en forma de gel, espuma o enjuague. Además, puede recurrir a un sellador dental (también llamado sellante u ocluyente), plástico líquido que se coloca en la superficie de masticación de los dientes posteriores. Estos selladores se aplican en forma de líquido pero se solidifican muy rápidamente, y forman una capa sobre el diente que lo mantiene protegido de la comida y las bacterias. Algunos dentistas insisten en que a los niños debería aplicárseles un sellador en los dientes posteriores tan pronto como se les caen
los de leche y les salen los permanentes. En algunos casos, también se le colocan selladores a los bebés, a los adolescentes o a los adultos.
Fuentes
American Dental Association, 211 E. Chicago Ave.,
Chicago, IL, 60611 Telephone 312440-2500 http://www.ada.org
U.S. National Institute of Dental and Craniofacial Research,
45 Center Dr., MSC 6400, Bethesda, MD 20892-6400 Telephone (301)496-4261 http://www.nidcr.nih.gov/