Trastornos de ansiedad: tratamiento, causas, síntomas, diagnóstico y prevención

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Los trastornos de ansiedad o angustia constituyen un grupo de afecciones que producen temores o preocupación extremos, a veces acompañados de síntomas como dolor de pecho o dificultad para dormir o concentrarse.

¿Qué son los trastornos de ansiedad?

Todo el mundo se ha preocupado alguna vez por cuestiones como aprobar el próximo examen de matemáticas o ser seleccionado para un equipo deportivo. Sin embargo, la gente que se preocupa excesivamente puede sufrir ansiedad.

Una de sus variedades, conocida como ansiedad generalizada, incluye preocupación excesiva o innecesaria sobre algunos asuntos de la vida (como la escuela, el trabajo o el dinero) durante al menos seis meses. Según el Instituto Nacional de Salud Mental, los diversos trastornos por ansiedad constituyen la enfermedad mental más común en Estados Unidos.

¿Qué factores son la causa de los trastornos de ansiedad?

No están claras las causas de la ansiedad. Pueden variar según los casos e incluir diversos factores. Unos son los hereditarios; hay casos de ansiedad, por ejemplo, que tienden a transmitirse entre familiares.

Otros factores causantes pueden ser las vivencias traumáticas o los conflictos psicológicos en el pasado de la persona. En años recientes se ha hecho mucho hincapié en los factores biológicos, sobre todo en desequilibrios químicos cerebrales.

Las neuronas, o células nerviosas, son el centro de toda la actividad mental y, por ello, de todos los trastornos mentales. El cerebro contiene millones de neuronas que se comunican entre sí.

Cada neurona contiene sustancias químicas que reciben el nombre de neurotransmisores. Cuando se manda un mensaje de una neurona a otra, la neurona receptora acoge al neurotransmisor mediante estructuras celulares denominadas receptores. Cada receptor tiene un cometido diferente.

Los receptores van asociados a un número de efectos químicos y celulares que se activan o desactivan según el mensaje. Las anormalidades químicas dentro de la neurona pueden afectar a este mecanismo de activación y contribuir a un trastorno mental.

Los científicos se han dado cuenta de que las personas con déficit del neurotransmisor serotonina presentan, a menudo, ansiedad persistente. La serotonina es una sustancia que activa la respuesta de “lucha o huida,” reacción normal del cerebro ante una amenaza.

Cuando nos enfrentamos a situaciones de presión (un examen difícil de francés, por ejemplo) o peligro (encontrarse ante una serpiente de cascabel), el núcleo amigdalino, parte del cerebro con forma de almendra, provoca un estado de excitación que, a su vez, propicia la respuesta “lucha o huida.”

Los síntomas de este proceso incluyen aumento de la frecuencia cardíaca, subida brusca de la tensión arterial, sudoración, náuseas, temblor e hiperventilación.

En la persona sana, esta descarga de energía es útil y facilita la respuesta a una situación real, como un examen difícil o una serpiente que cascabelea. En los enfermos con ansiedad generalizada, sin embargo, estos síntomas aparecen sin mayor motivo. El resultado es una vida tan nublada por la preocupación, que el enfermo no puede funcionar con normalidad en la escuela, en el trabajo o en casa.

tipología de la ansiedad
Tipología de la ansiedad

¿Cómo saber cuándo se sufre un trastorno por angustia?

Ansiedad generalizada Aunque puede darse en la edad madura, la ansiedad generalizada a menudo afecta a los niños y a los adolescentes. Cuando alguien sufre este trastorno, se preocupa a diario por motivos irreales durante al menos seis meses.

Además, presenta como mínimo tres de los siguientes síntomas: inquietud, irritabilidad, tendencia a cansarse con facilidad, dificultad para concentrarse, tensión muscular, alteraciones del sueño. La situación debe causar angustia o alterar el funcionamiento normal de la persona para considerarse enfermedad y ser diagnosticada.

Ansiedad de separación Esta clase de ansiedad afecta solamente a los menores de 18 años. Durante al menos cuatro semanas, los niños se preocupan excesivamente por tener que abandonar el hogar, los padres o los que los cuidan. Sienten que algo les va a pasar si se alejan de los padres o que nunca volverán a verlos si los dejan marchar. Suelen negarse a ir a la escuela, aduciendo dolores de cabeza o de estómago.

Pueden negarse también a dormir solos o a que les dejen en casa sin compañía. Sufren pesadillas y síntomas físicos como molestias de estómago. A muchos niños de corta edad no les gusta estar lejos de sus padres. El trastorno ha de ser extremo para que se diagnostique de angustia de separación.

Trastornos por pánico Las personas con esta afección sufren lo que se denomina ataques de pánico o crisis de ansiedad. Durante un ataque de pánico, el corazón late con fuerza, las manos tiemblan y el enfermo puede sentirse débil o mareado, siente un dolor que le oprime el pecho, y un sentido de irrealidad—¿está pasando esto de verdad?—se adueña de su mente. Siente como si se asfixiara, enloqueciera o estuviera muriéndose. Quien padece un ataque de pánico intenso suele acudir a urgencias porque está seguro de estar sufriendo un ataque cardíaco.

Los ataques de pánico sobrevienen de repente, sin aviso o razón aparente, y desaparecen en cuestión de minutos. Mucha gente presenta un cuadro ocasional de pánico pero sólo un porcentaje relativamente pequeño llega a sufrir el ataque clásico.

Quien sufre trastornos por pánico o padece ataques de pánico múltiples tiene una angustia galopante respecto a cuándo y dónde le sobrevendrá el próximo ataque. En casos extremos, el enfermo teme salir de casa por miedo a sufrir un ataque en sitios de difícil salida, como por ejemplo un autobús lleno de gente.

Este miedo se llama agorafobia. Al igual que los trastornos por ansiedad, los casos de pánico suelen empezar en la adolescencia o en la temprana madurez. Es más común en mujeres que en hombres.

Tratamiento

El tratamiento de trastornos por ansiedad suele incluir terapias de comportamiento que enseñan al enfermo cómo afrontar la preocupación de manera más constructiva. A los enfermos con fobias o trastornos obsesivo-compulsivos a menudo les ayuda la terapia de exposición, en forma controlada, al objeto que temen, hasta que se acostumbran a él y pierden el miedo.

La terapia cognitiva enseña al enfermo a responder a situaciones difíciles con pensamientos que le permitan evitar la preocupación o el pánico. Las técnicas de relajación aflojan la tensión muscular y enseñan a respirar despacio y profundamente, de modo que no se produzca hiperventilación (respiración acelerada) y mareos.

La biorretroalimentación contribuye a observar y autocontrolar la propia actividad de las ondas cerebrales.

Además de estas terapias, son de utilidad algunos medicamentos, especialmente los que equilibran el nivel de serotonina, pudiendo administrarse solos o en el marco de una terapia de comportamiento.

Aunque no cure, un fármaco adecuado puede aliviar los síntomas de ansiedad. Si un fármaco no funciona en pocas semanas, normalmente existen otras alternativas farmacológicas.

La terapia conductista (o de comportamiento) para la ansiedad de separación incluye tanto atención individual como familiar.

Los terapeutas tratan de enseñar a los padres cómo fomentar conductas más sanas en su hijo, y al hijo, maneras de reducir la angustia. La medicación también puede ser de utilidad para los niños.

Convivencia con un trastorno de ansiedad

Una de las partes más difíciles de con vivir con la ansiedad es superar el estigma ligado a cualquier enfermedad mental. La gente no puede simplemente “dejar de preocuparse,” como tampoco lo haría si sufriera otra enfermedad. Los síntomas son reales y tienen una base biológica.

Fuentes

American Psychiatric Association, 1000 Wilson Blvd., Ste. 1825,

Arlington, VA, 22209-3901

Telephone (703)907-7300

Toll-Free (888)357-7924

http://www.psych.org

Anxiety Disorders Association of America, 8730 Georgia Ave.,

Silver Spring, MD, 20910 Telephone (240)485-1001 http://www.adaa.org

U.S. National Institute of Mental Health, 6001 Executive Blvd.,

Rm. 8184, MSC 9663, Bethesda, MD 20892-9663 Telephone (301)443-4513 Toll-free 866-615-6464 Facsimile (301)443-4279 TTY (301)443-8431

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